En este mes de diciembre de 2022, se cumplen 21 años del estallido de la crisis social más grande de la historia argentina.

Hoy realizamos una cronología de los hechos, para no solo conmemorar la trágica época, sino para jamás olvidar lo que sucedió en aquellos días de crisis y reclamos sociales.

La crisis de 2001 quizás haya sido el peor derrumbe social de la historia argentina. No se trató de una crisis económica, sino que se puso en juego la posibilidad de la continuidad del Estado nacional como entidad con capacidad de autogobierno.

Pero, ¿cómo comenzó?

Las condiciones materiales y sociales que desembocaron en la crisis de 2001 comenzaron a gestarse en 1976.  La dictadura dejó como legados una transformación en el poder a favor de los sectores más concentrados.

Serán las reformas estructurales de los ´90 las causas más próximas de la crisis de 2001.

Años 90´

El menemismo

Las medidas de este gobierno deterioraron la economía argentina. 

Las importaciones destruyeron la industria local y alentaron las actividades especulativas y provocaron un enorme endeudamiento público y privado.

Se trató de un período de fundamentalismo neo-liberal: el Estado facilitador de negocios para un sector.

Después de 10 años de gobierno de Carlos Menem, en 1999 las elecciones presidenciales de argentina fueron ganadas por la alianza que llevaba a la fórmula formada por: Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Álvarez: la esperanza era que el nuevo gobierno terminará con la corrupción, los índices de pobreza y desempleo que habían caracterizado a la gestión menemista.

Cronología del estallido

Diez meses después de asumir el nuevo gobierno, ya había renunciado el vicepresidente.

Carlos Chacho Alvarez renunció a la vicepresidencia de la nación luego de que estallara el llamado “Escándalo de la Banelco” como consecuencia de una denuncia del dirigente sindical Hugo Moyano. 

Alvarez se sintió desairado por la renuncia del presidente Fernando de la Rúa para profundizar la investigación, y denunció el modo espurio en que había sido aprobada la ley.

Incertidumbre: la palabra que mejor describe ese clima social

Domingo Cavallo, que había sido ministro de economía de Menem y ahora lo era de De la Rúa, anunció el congelamiento de depósitos conocido como “Corralito».

El intento final de salvar a los bancos de una corrida bancaria – cuando finalmente los sectores medios se despertaron de la ensoñación de la convertibilidad e intentaron sacar sus fondos de las entidades- mediante el “corralito”, llevó a un estado de extrema asfixia a la actividad económica, acrecentando el estado de angustia que afectaba a buena parte del país.

La clase media sintió el golpe del clima social, y se hizo más espeso todavía porque los sectores populares ya venían muy castigados.

Desde ese momento todo se derrumbó: empezaba el diciembre más trágico de la historia argentina reciente.

La recesión argentina que llevaba ya casi cuatro años, había destrozado el tejido social.

Hacia el final de 2001 la situación era insostenible.

El 13 de diciembre las centrales obreras declararon una huelga general, al mismo tiempo pequeños estallidos empezaron a producirse en ciudad de varias provincias con focos más fuertes en el gran Buenos Aires. 

Muy pronto los estallidos dejaron de ser pequeños: el país explotó y empezaron los saqueos.

Calmar las aguas tirando nafta al fuego

La situación era insostenible: el país estaba prendido fuego y el presidente no tuvo mejor idea que intentar calmar las aguas tirando nafta al fuego.

El 19 de diciembre por la noche, Fernando de la Rúa anunciaba una medida que en argentina no se veía desde la dictadura militar: Estado de Sitio.

La reacción popular ante la declaración de estado de sitio no fue la que esperaba el gobierno: lejos de calmarse las cosas, la mecha se prendió con más fuerza. 

Desocupados, movimientos sociales, organizaciones de derechos humanos y un gran número de personas de clase media se autoconvocaron y movilizaron en las calles de todo el país.

En la capital federal, esa misma noche del 19 de diciembre, la manifestación frente al congreso de la nación fue multitudinaria y todo terminó en una violenta represión.

La gente golpeaba las cacerolas: se extendió el famoso cántico “que se vayan todos que no quede ni uno solo.”

Represión

La represión de los días 19 y 20 de diciembre de 2001, fue feroz.

El saldo fue de 39 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad en todo el país.

La más joven de la víctima tenía 13 años y apenas tres tenían más de 35.

Helicóptero

La tarde del 20 de diciembre, el presidente renunció a su cargo apenas dos años después de haber asumido.

Cinco presidentes en 11 días

La renuncia de De la Rúa calmó un poco el ánimo social, pero la crisis política era irreversible.

El día 20 por la noche, asumió la presidencia el titular de la cámara de senadores Ramón Puerta quién convocó a una asamblea legislativa que eligió como nuevo presidente Adolfo Rodríguez

Después de anunciar la suspensión del pago de la deuda externa y de estar solo una semana al frente del poder ejecutivo, Rodríguez también renunció por falta de apoyo político.

Asumió el cargo Eduardo Camaño, presidente de la cámara de diputados, en una nueva asamblea legislativa se designó a Eduardo Dualde como presidente de la nación.

Asumió su cargo el 1 de enero de 2002, así terminaba la maratón de cinco presidentes en 11 días.

Sin Justicia

A 21 años de la represión de diciembre del año 2001, todavía no fueron confirmadas las condenas de funcionarios políticos y policías condenados en el juicio oral que terminó en el año 2016.

Las condenas no están firmes: en el año 2020 la cámara federal de casación penal las confirmó, pero ordenó revisar la duración de las penas.

Las audiencias todavía al día de hoy se siguen postergando y por lo tanto nada está definido.

Mientras tanto las familias de las víctimas de la represión siguen exigiendo justicia y memoria.

El colapso del aparato productivo, bancario y de las finanzas públicas fue sólo la expresión económica del derrumbe de toda la sociedad.A diferencia de un cataclismo, no fue un producto de la naturaleza, sino de la acumulación de políticas contrarias a los intereses básicos de la Nación.

 

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