El reciente informe del Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) pinta de cuerpo entero la situación del país: el 49,9% de la población es pobre. Casi la mitad del país se encuentra bajo la línea de pobreza: 23 millones de personas.

Esto implica un crecimiento de 8 puntos porcentuales y de 4 millones de pobres con respecto a fines de 2023. La indigencia muestra un escenario igual o más dramático: según un informe de noviembre de 2024 del Centro para la Recuperación Argentina de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, la indigencia alcanza a 6 millones de personas y creció un 76% este año (pasó de 3.410.300 personas a 6.012.772).

Una de las problemáticas más importantes son los indicadores de pobreza infantil. Según la UCA, la indigencia en este segmento etario llega hoy casi al 20% y subió casi 3 puntos porcentuales. La pobreza en los menores de 18 años llega al 65,5%, mientras que en 2023 era de 62,9%.

Desde el gobierno, no obstante, hubo ciertos festejos por estos datos. Es que el informe del Indec de septiembre de este año contabilizaba la pobreza en un aumento de 11 puntos porcentuales al cierre del primer semestre, casi en el 53% de la población. La desaceleración de la inflación (menor al 3% mensual en octubre) posiblemente haya sido la causa de esta baja. Pero en tanto no haya una política de aumento de los ingresos, que ni siquiera empardan hoy con la suba de precios (ver página 6), ese nivel de pobreza tenderá a cristalizarse.

La devaluación del 53% en un día, las desregulaciones económicas del DNU 70/2023 y la Ley Bases, la inflación interanual del 193%, la caída del salario mínimo (cerca de un 25%), la baja del salario real y del poder adquisitivo de un 7,8% en el sector privado y un 26,5% en el público (según el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, IPyPP) y los despidos son algunas de las causas de este deterioro social. También el profundo recorte fiscal.

La lógica del gobierno parece más bien clara: si hay hambre que no se note, que no se exponga. De allí se desprende la estigmatización mediática y la criminalización de la protesta para callar las voces críticas y vaciar la calle. Que dirigentes sociales como Eduardo Belliboni y una parte importante de sus compañeros de la Mesa Nacional del Polo Obrero están procesados en una causa judicial con un sinfín de irregularidades no puede escindirse de esta política económica y social.

Esta semana las organizaciones sociales y piqueteras tuvieron varias instancias de lucha. Una de ellas fue encabezada por el Frente de Lucha Piquetero en La Matanza, el martes. Allí se realizó un acampe cuyo lema principal era “Por una Navidad sin hambre”. La bandera de adelante decía, arriba de todo, “Fuera Milei”.

Por CAMCO

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