Jeremías Troncoso, coordinador del Consejo Cultural del Pueblo Mocoví, charló con “Desde el Territorio”. Cerca del 30 de agosto llega una señal más fuerte: una gran tormenta con fuertes truenos y rayos que hacen temblar la tierra y terminan de despertar a la iguana. Sale de su cueva cambia la piel y es señal de la llegada de un nuevo ciclo.
Desde Helvecia, el coordinador del Consejo Cultural del Pueblo Mocoví, Jeremías Troncoso, charló con “Desde el Territorio” y detalló de qué se trata el festejo del nuevo año para esa comunidad y la realidad que viven.
Hoy queremos compartir una celebración ancestral que nos invita a detenernos y mirar el ciclo de la naturaleza con otros ojos: el Dalagaic Ñaga Moqoit, conocido como el Año Nuevo Mocoví o El Despertar de la Iguana.
Para el pueblo moqoit, originario del Gran Chaco, este momento marca el inicio de un nuevo ciclo de vida. Coincide con el solsticio de invierno, cuando el sol comienza lentamente a alargar sus días. Es un tiempo de renacer, de agradecer y de fortalecer la unión con la naturaleza.
El símbolo de esta fecha es la iguana, un animal que en la cosmovisión moqoit representa la vitalidad, la fertilidad y el despertar de la tierra. Cuando la iguana sale de su letargo, el pueblo interpreta que la vida se renueva y que todo vuelve a ponerse en movimiento.
La ceremonia incluye fogones, cantos, danzas circulares y comidas compartidas. Es un encuentro comunitario donde la memoria se transmite de generación en generación, reafirmando la identidad y la resistencia cultural de un pueblo que sigue vivo.
El Dalagaic Ñaga Moqoit no es solo una celebración indígena: es también una invitación a reflexionar sobre nuestro vínculo con la naturaleza y sobre la necesidad de recuperar la sabiduría ancestral en tiempos de crisis ambiental y social.
Porque cada año que comienza para el pueblo moqoit es un recordatorio de que el tiempo no es solo calendario: es ciclo, vida y comunidad.