Con motivo de la proximidad del próximo feriado que rememora el 12 de Octubre entrevistamos a Jeremías Troncoso, quién es referente de la Comunidad Santa Teresita de Mocovíes de San Javier. La conversación fue a través de un aporte específico que la subjetividad propia de los originarios puede brindarnos partiendo de una mirada distinta a la tradicional para esta fecha.
El referente mocoví es parte de una de las comunidad existentes de originarios y además es Consejero del Concejo Departamental de Idioma y Cultura del Departamento Garay, provincia de Santa Fe.
«Desde nuestra mirada celebramos el 11 de octubre como el último día de los pueblos libres haciendo alusión al proceso que atravesamos las comunidades indígenas. Antes el 12 de Octubre era el día de la Raza, ahora es el día de la Diversidad Cultural y respetamos ese hecho que cambia la cosmovisión del gobierno».
«Para nosotros es importante el 11 y es en esa fecha donde celebramos con eventos con nuestras ceremonias indígenas y el 12 lo tomamos como un día de alegría y de luto. Alegría porque se cambió la visión tradicional y luto porque no olvidamos el proceso que nos tocó vivir. Nos sumamos a esa realidad que se propone con el Día de la Diversidad para construir una sociedad más igualitaria pero con memoria».
«Es un proceso muy difícil porque muchos de nuestros hermanos les toca sufrir humillaciones, atropellos, persecución, si bien a otros niveles. Los originarios nunca nos vamos a olvidar ese sufrimiento por la marca histórica pero también porque es parte de nuestro presente y eso hace que el 12 sea un día de luto y de concientización y para pensar lo que nos pasó».
«El «Último Malón» hace referencia a una película muy famosa de principios del S. XX donde se retrata una de esas miradas. ¿Cómo lo ven ustedes?
«Nosotros no hablamos de Malón, hablamos de «levantamiento» por nuestros derechos. Nos veían como indios malos cuando en realidad nosotros veníamos invisibilizados como cultura, sin poder ejercer nuestra vida como pueblos originarios. Lo que se ve en es película es una parte donde cada quien cuenta lo que le conviene».
«Nosotros somos un pueblo de paz, nunca atropellamos pero planteamos también que todo tiene un límite. Fue un silencio de más de trescientos años. No fuimos los malos en esta historia, no fuimos a la guerra directamente a diferencia de otros pueblos. A nosotros se nos conquistó con el Evangelio y a través de las reducciones y de la religión se nos pudo someter con maltratos y cuando quisimos levantarnos fuimos nombrados como los malos».
¿En el presente cómo es esa revalidación cultural?
Recién ahora estamos volviendo a nuestras raíces, estamos en una instancia de recuperación de nuestra existencia étnica. Existimos desde antes de la conformación del Estado Argentina y a partir de la Reforma Constitucional de 1994 y se nos considera como sujetos de Derecho. Fueron muchos años de nuestra gente siendo mano de obra barata o directamente esclava.
Nos formamos como Consejo Cultural siendo reconocidos a nivel provincial y estamos en un proceso de recuperación que trabajamos con distintas escuelas. Cuesta un poco pero ha sido muy bueno todo el trabajo, nos han abierto las puertas y estamos haciendo una revalorización donde se está avanzando de manera muy fructífera.